ALUCINANTE


Muchas veces hablamos con mi hermano Hernán - en esos surrealistas desayunos de trabajo - de Forrest Gump. Del símbolo de la caja de bombones y de que somos una pluma en el viento.

De que la vida, el destino, el azar (EL JEFE) a veces nos deposita en lugares que uno ni imaginaba, viviendo situaciones fuera de lo común, compartiendo un rato de nuestra existencia con otros seres, con historias tan absolutamente diferentes a las nuestras y que tal vez nunca más volvamos a ver.

Disfrutando del momento sin pensar, sin prejuicios, simplemente gozando de ese lapso de tiempo que va transcurriendo mientras el abundante vino aplaca la sed, mientras la brisa de la medianoche refresca el calor de ese tan cercano desierto.

Terminar agotado, durmiendo en una cama extraña, con olores diferentes, y despertando con un sol que rompe los párpados, que entra impiadosamente por la ventana sin pedir permiso. Y levantar los huesos, y arrancar de nuevo, y disponerse a volver a esta citadina vida, que no es ni mejor ni peor que la otra.

Simplemente es otra realidad.

2 comentarios:

dadivan dijo...

claro. divino verano. pero en lavalle. xq acá... los "divinos" son como el desierto de allá.

raul alberto banini dijo...

simplemente brindo y afirmo; recien llego de la pega ^Lavalle^