MEMORIA Y BALANCE 2008

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Todo el mundo al llegar estas fechas hace, aunque no lo quiera, un resumen del año que se va. Y planifica para el que llega.

Yo les puedo decir que el 2008, para mi, tuvo un BALANCE absolutamente positivo, y que quedará en mi MEMORIA no les quepa la menor duda.

Hasta el 2009.

ALUCINANTE

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Muchas veces hablamos con mi hermano Hernán - en esos surrealistas desayunos de trabajo - de Forrest Gump. Del símbolo de la caja de bombones y de que somos una pluma en el viento.

De que la vida, el destino, el azar (EL JEFE) a veces nos deposita en lugares que uno ni imaginaba, viviendo situaciones fuera de lo común, compartiendo un rato de nuestra existencia con otros seres, con historias tan absolutamente diferentes a las nuestras y que tal vez nunca más volvamos a ver.

Disfrutando del momento sin pensar, sin prejuicios, simplemente gozando de ese lapso de tiempo que va transcurriendo mientras el abundante vino aplaca la sed, mientras la brisa de la medianoche refresca el calor de ese tan cercano desierto.

Terminar agotado, durmiendo en una cama extraña, con olores diferentes, y despertando con un sol que rompe los párpados, que entra impiadosamente por la ventana sin pedir permiso. Y levantar los huesos, y arrancar de nuevo, y disponerse a volver a esta citadina vida, que no es ni mejor ni peor que la otra.

Simplemente es otra realidad.

UN MISMO LAZO

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Hace días que vengo pensando en la frase “y uniré las puntas de un mismo lazo, y me iré tranquilo, me iré despacio”…

Cerrar las historias, no dejar cosas inconclusas. Aunque sean peligrosas. Aunque el costo – tal vez, a veces – sea demasiado caro.

Creo que es la única forma de poder seguir adelante. Tranquilos y despacio, Seguros de no haber dejado heridas abiertas, ni en nosotros ni en los demás. Irse solo, silbando bajito, caminando con las manos en los bolsillos. O abrazados con alguien.

Y si es viernes y está lloviznando mejor...

AUSENCIA

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La ausencia de alguien que amamos es como un miembro amputado.

Se recuerda, se lo añora, se siente, se cree que está allí.

Duele.

Y mucho.

PERO NO ESTÁ...

LOS RECUERDOS

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Los recuerdos son la garantía de nuestra existencia. Como un gran álbum fotográfico, como un archivo de videos, como un block de notas, pero todo junto vaya a saber uno en que parte de la compleja química de nuestro cerebro, según dicen los científicos.

Creo que jamás podremos encontrar esa parte, porque los recuerdos se guardan en lo más profundo del corazón, en el alma.

Sin los recuerdos todo sería un insoportable presente continuo, sin capacidad de planear o imaginar un futuro. Sonidos, aromas, lugares, frases, todos son disparadores de experiencias pasadas, buenas o malas. Aunque generalmente los humanos tendemos a borrar, o a solapar los malos recuerdos, por ese genético mandato de subsistencia que poseemos.

Los recuerdos son nuestra máquina del tiempo. Nos pueden remontar a esos sitios, o épocas que nos dejaron cicatrices invisibles, eternas, marcas como tatuajes, que sólo cada uno de nosotros sabemos en donde están. Nuestra vida está hecha completamente de cosas vividas en el pasado. Porque el presente y el futuro, tal cual lo imaginamos, no existen. Todo es como un rastro de vapor, una estela de hechos y circunstancias que van trazando una huella indeleble de sensaciones que nos acompañarán por siempre. Pero principalmente esa senda está demarcada por el DOLOR y por el AMOR.

Y cuando la tierra vuelva a llamarnos, nos llevaremos esas maravillosas sensaciones al otro barrio, ese que está más allá de las estrellas.

SEÑALES

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Signals, signos. Excelentes discos de dos grandes tríos. Uno, el más grande del mundo, otro el más grande de Argentina. Signals (Rush) – Signos (Soda Stereo). Más allá de la referencia musical, la vida está llena de signos y señales. Es como una ruta, y nosotros los vehículos. Algunos van en bicicleta, otros en moto, otros en autos, dentro de los cuales hay Fititos y Ferraris, tractores, camiones, y todo lo que tenga ruedas. Cada cual debe ir por el carril que le corresponde, a la velocidad adecuada, respetando las líneas demarcatorias… Pero… siempre hay un pero… Hay algunos que no ven las señales, y otros que se cagan en ellas. Ven venir la curva y eligen apretar a fondo. Valientes, dirán algunos, inconscientes dirán otros. A veces sale bien y dibujan el circuito a lo Hamilton, y ganan la carrera, y reciben premios y aplausos. A veces sale mal y terminan en el carril contrario, o volcados contra el guard rail, provocando un caos alrededor.

Máxima 100. Pare. Curva Peligrosa. Baden. Prohibido Estacionar. Desvío. Camino Sinuoso. Las señales están a cada paso. Avisan. Previenen. El tema es: les hacemos caso y vamos tranquilitos por la vía correspondiente..? O nos animamos a tomar las curvas a fondo..? Gordini o Lamborghini..? Reutemann o Villeneuve..? La adrenalina es fabulosa. Y necesaria para seguir vivos. Es nuestra elección.”Like a Ghost Rider...”

RED HOTEL

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Tiene muchas, muchas habitaciones. Pero ninguna igual a la otra. Ha pasado mucha gente por él. Algunos viven en forma permanente, tienen cuartos “Vip”, ni siquiera es necesario que paguen la renta. Otros han pasado fugazmente, sin dejar ningún rastro, no volvieron ni por el equipaje. Unos estuvieron en lugares comunes, un poco más de tiempo, pero debajo de la escalera. En una época creí que todas las habitaciones estaban llenas, y de repente me daba cuenta que tenía que ampliar el edificio. Estudiaba al nuevo inquilino y le construía una nueva habitación, eso si, provisoria. Tal vez me decepcionara y debiera desalojarlo, pero podría aparecer otra persona y ocupar ese lugar. Pasó muchas veces, en que me encontré con cuartos vacíos, en que esa gente se había ido y yo ni siquiera me había dado cuenta. Otras aún viven en esas habitaciones, incluso a algunos les tuve que ampliar ese lugar, pintarlo, cambiarle las alfombras, cuidarlas para que no se fueran, realmente valen la pena, son “clientes de lujo”. Hubo un tiempo en que tuve que cerrar la entrada con llave, muchos golpeaban, yo pispeaba por la mirilla de la puerta y hacía como que no había nadie, dejaba que se fueran, no me interesaban, pensaba que las piezas estaban llenas y no tenía ganas de seguir construyendo. Yo era el inflexible dueño, al que nada se le escapaba en la administración, que conocía todos los puestos de trabajo, desde la limpieza hasta la gerencia, pasando por botones, recepcionista, cocinero, mozo… Lo más increíble de todo es que ahora me he dado cuenta de que este hotel no tiene límites, que puedo agrandarlo hasta donde yo quiera. O hasta donde yo crea necesario.