LEYENDAS URBANAS - Parte III


EL MISTERIOSO SEÑOR DE LOS GRAFFITIS

Agárrenlo, agarrénlo !!! Gritaba la señora en la vereda. Pero ya era tarde. El tipo había guardado sus aerosoles en la mochila y, montado en su vieja Zanella había huido, no sin antes dejar uno de sus famosos graffitis: “EL QUE NO ES GORRIADO, NO ES HOMBRE”.

Se ha dicho tanto de este personaje que parece se hablara de varias personas. Son tan encontradas las versiones, están situadas en lugares tan distantes entre sí. De Mendoza a Brasil, de Buenos Aires a Entre Ríos, fui reuniendo datos y más datos. Sabemos fehacientemente que fue cartero, serigrafista, chofer en una comuna, carpintero, cantante de tangos y armador en un diario. Cuentan los que lo conocieron que amaba la noche, el asado con amigos y al vodka con naranja. Que compraba pororó en la Plaza Independencia sólo para ir a ver el extraño robot pintado con los colores de su querido Racing Club.

Nadie sabe exactamente por qué, pero la gente tomaba como propias cada una de las frases que el estampaba con meticulosa prolijidad en cualquier muro en blanco, a pesar de que la gran mayoría no tenía la menor idea de a que se referían. Algunas de las más famosas fueron: “MÍA LA VACA, MÍO EL TERNERO”, “TIENE MÁS NOCHES QUE LOS ESQUIMALES”, y así infinidad de enunciados que aparecían como por arte de magia de la noche a la mañana.

Se dice que contaba en su haber con más de 70 novias. Otros dicen que había estado casado y que incluso tenía 5 hijos. Que había estado en iglesias, mezquitas, templos, sinagogas y alguna que otra sociedad hermética buscando el “saber”. También que tenía un gran sótano en su casa donde realizaba extraños rituales para conquistar a cualquier mujer que pasara a su lado.

Cuenta la leyenda que en un tiempo compró secretamente una radio, ocultando su verdadera identidad tras personajes como el marinero francés, el pronosticador meteorológico o el mafioso cobrador de cuentas, para, desde allí, lanzar sus frases al éter. “BUENAS NOCHES LOS PASTORES”, “SUBIÓ, BAJÓ Y SE ARRANCÓ LA CONCHA DE SU HERMANA CONTRA LAS OLAS” fueron algunas de ellas.

Y así fue que una noche de esas tantas desapareció. El ruido de su moto nunca más se escuchó. Sus escritos nunca más volvieron a dibujar las inmaculadas paredes capitalinas, que serían a partir de allí ocupadas por un extraño y repulsivo repollo…

Algunos dicen que se retiró porque se hizo pastor. Otros porque está preso. Tal vez sea pastor en alguna cárcel. Quién puede saberlo…

Su última sentencia fue: “NUNCA TE SITÚES EN EL INJUSTO CENTRO DE LA BALANZA”… Y nadie más supo de él.

2 comentarios:

raul alberto banini dijo...

Negro feliz cumple los vimos olle

lobo rojo solitario dijo...

sin duda el injusto centro de la balanza nos da la opción del cielo o el infierno y todo por unos kilitos jaaaaaaaa. lindo Tato esta secuencia de las leyendas cada vez pinta mejor. lo del repoyyyyoo repulsivo GENIAL.
abrazolobotatín