CRÓNICA DE UN SUEÑO - Parte 2


Después de almorzar nos arrimamos hasta una remisería que queda a dos cuadras de la casa de Marcelo. Calculamos horarios para coordinar la búsqueda nuestra cuando finalizara el concierto, que era lo más complicado. Y después hasta la parada del colectivo 160, el que nos llevaría hasta el estadio.

Ese día tocaban - además de KISS – Massacre, Molotov, Las Pelotas y Los Ratones Paranoicos en ese orden. Comenzaba a las 17 horas. De todas las bandas aledañas sólo nos interesaba Molotov, por lo que decidimos partir a las 16.30 para llegar más o menos a las 18 al estadio, después de Massacre. Tomamos el citado 160, paseamos por el centro, por Palermo, por el Aeropuerto Jorge Newbery, por la Costanera, para después de viajar una hora aproximadamente, llegar a la Ciudad Universitaria. Ahí debíamos bajar. Fue muy gratificante ver como a lo largo del recorrido subía cada vez más gente con remeras de los carapintadas. Nos mirábamos cómplicemente unos con otros. Todos íbamos al mismo lugar, al mismo sagrado ritual... Y llegamos a la última parada.

Nos bajamos y encaramos hacia la autopista. Ya desde allí podíamos ver el estadio... caminamos 100 metros hasta el puente Labruna que pasa sobre la autopista... estábamos a unos pasos... el estómago cerrado... la piel de gallina... un nudo en la garganta... ese gigantesco monumento que nos esperaba... primer control de entradas... pasamos... unos metros más... segundo control... y ahora si... entramos por un largo túnel que pasa por debajo de las tribunas... y de repente, estábamos adentro... en el cesped de la cancha de River Plate... con mi hijo nos mirábamos en silencio... no lo podíamos creer... yo estaba a punto de soltar las lágrimas... ese pasto que ha visto pasar a los más grandes jugadores de fútbol del mundo, en donde Argentina gritó por primera vez campeón del mundo en el ´78... en donde han tocado los músicos más grandes del mundo... y nosotros ahí... no nos alcanzaban los ojos para admirar tanta grandiosidad arquitectónica e histórica...caminábamos en el aire...

Nos ubicamos sobre el lado derecho del escenario y casi inmediatamente Mario Pergolini anunció por el infernal sistema de sonido a Molotov. Eran las 18 horas en punto. Concierto impresionante de casi una hora repasando todos sus hits. Gran y merecida ovación para ellos al finalizar. Mientras los técnicos preparaban todo para la entrada de la siguiente banda aprovechamos para recorrer el estadio. Caminamos por la pista olímpica, subimos hasta las tribunas y regresamos al campo. Esta vez nos ubicamos sobre el costado izquierdo, donde sabíamos que siempre se ubica nuestro amado Gene Simmons, si, ese que saca la lengua. Y aparecieron Las Pelotas... triste concierto, previsible, largo, aburrido, y con un estúpido Dafuncchio bardeando todo el tiempo a Kiss... craso error. La gente los quería echar del escenario como fuera. Botellazos, escupidas, etc., etc. En fin, un toque absolutamente olvidable. Oscurecía y podíamos ya ir viendo las impresionantes luces montadas. Pasó otro rato y entonces aparecieron Los Ratones Paranoicos. Eran casi las 20.15. Gran recibimiento para Juanse y sus muchachos, que supo ganarse de movida al público alagando a los “muchachos” que tocarían después de ellos. Éxito tras éxito demostraron su gran manejo del escenario, sonaron muy grosso, compactos, realmente estupendo, pero la ansiedad de todos nosotros ya no daba para más, queríamos que terminaran !!! Lo que finalmente sucedió a las 21.30.

Ahora sí, ya no quedaban más bandas, sólo debíamos esperar media hora... Creo que la media hora más larga de nuestras vidas... 21.40... 21.45... 21.50... 21.55... 21.58... baja una gigantesca bandera negra que cubre todo el escenario y con el logo KISS en plateado... la gente enloquece... se prenden miles de cámaras y celulares... 21.59... se apagan todas las luces del estadio... sólo vemos las estrellas... el griterio es ensordecedor... va a comenzar... por Dios, van a salir mis héroes desde que tengo 14 años... estamos a 15 metros del escenario... va a comenzar...

Pero esa, esa es otra historia.

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